domingo, noviembre 11, 2012

Un momento



Un momento, déjame decirte algo, déjame escribirte algo, es que no soy bueno con los sonidos y no se expresar con mímica las vicisitudes. Es cierto que mis ojos dormilones se delatan frente a los tuyos, con húmedos y risueños pucheros. Cuando mi boca queda seca; son ellos sinceros chasquis de mis frustraciones y alegrías.

Un momento, o quizás dos, un momento en el tren, raptado por 
el reflejo inconsciente que florece entre una cosecha y otra. Un momento, o tal vez diez, estoy perdiendo la cuenta. Posiblemente son todos los momentos uno solo, y uno solo es el que da vida a otros momentos.

Un momento incierto y misterioso, donde caminas en zancos y ayudas a las nubes a aclarar sus ideas, a partir de sus entrañas replantean lluvias y se derriten en abrazos de luz. Un momento entre cómplices y ermitaños, mientras enrolas versos con tus manos de papel, mientras yo confieso porque las hojas están cambiando de color. 

Un momento donde el tiempo se hace invisible y se mezclan las buenas noches y los buenos días, un momento donde cae el telón y empieza la verdadera obra, un momento donde los pájaros llegan trinando y traen de vuelta al sol, un momento al amanecer, en donde la puerta de todo lo que podría ser, estará abierta.

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