domingo, noviembre 11, 2012

Dichoso ilion


La deje entrar, a través de la puerta invisible del goce onírico, en las alturas, poemas dispersos en hojas de piel, trazados por el espíritu del sol. 

Lascivas voces, revelan el afán ardiente de tus otras bocas, se derriten los labios en un torbellino de sombras, mientras naufragan en un mar de saliva. 

Tiemblas frente la ávida mirada, gracias a infinitos impulsos brota la existencia, se recoge el árido deleite y resucitan lagrimas, formando arroyos transparentes.

Embelesado por suspiros sofocantes, abrasando los brazos, sirviéndome de radiantes huesos sacros, anclándome al sublime ilion, trepando con mis veloces alas, a nutrir con anchos susurros tus hombros de cristal.

Diabólica poses, cogiendo los deseos, es el ardor del fuego que cae en gracia, que tima y lubrica las almas, se regocija, se devora y desfallece.

El vapor y la niebla se retienen en austeros reproches, mientras ella fluctúa entre nostalgias errantes, arañando la turbada realidad.

No hay remedio, es apacible estremecerse ante el desfile de ilusiones, vagar iluso en placeres laberínticos, esas noches en que es imposible no extraviarse en la ilusión.

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