sábado, abril 28, 2012

De cómo durante el verano jugué una hermosa partida de ajedrez; Reina y Brisa


Cuarto Acto

Fui un árbol
Quería ser arrebol
Quiero serlo aun
Y que la copa del árbol entregue una sombra con los colores del arrebol
Y ahí quedarme (quedarnos)
Siendo arboles y sombras
Siendo el arrebol silencioso y hermoso



Partí siendo un laborioso peón… avanzando en el tablero casillero a casillero, paso a paso, sin mirar ni jugar para el lado, dispuesto al sacrificio y a la calma, es que siendo peón es todo una aventura mayor, pero fui otras cosas en el camino…

Hoy soy una especie de torre, no precisamente por mi contextura física… eso esta claro, sigo siendo el flaco buena onda, ni tanto igual… pero bueno, eso es otro tema, prometí no divagar, una torre estacionada, que se quiere quedar en un recuerdo fugaz, esto porque la Brisa…aunque sean  5 segundos, tiene alguito en la mirada y sus ojos, fugaces entre la multitud, poseían el brillo de luciérnagas al alba…

Dentro de las piezas, solo hay dos equivalentes en importancia y también, son aquellas que desde tiempos antiguos tienen una conexión especial, el Rey, estático y torpe, respetado y noble, es protegido por su ejercito, pero principalmente y quizás en contra de lo convencional (pero extraordinariamente romántico a la vez), es la Reina quien posee mayores aptitudes para cuidarlo y batallar… incluso hasta la muerte, entonces… ¿quién es esta Reina?, única e indomable, fría y escurridiza, que puede avanzar hacia donde quiera… e ir y volver, siempre con las de ganar, a veces se queda hasta al final, a veces no se le puede retener por mucho tiempo…

Mi metamorfosis continuo  y pase a ser un Caballo, un Caballo caballero en primera instancia, tratando de usar la creatividad propia de este grandioso personaje, moviéndome escurridizo, buscando  saltar muros y traspasar líneas no enemigas, pero si de trazo marcado, soñé de pie leyendo sus palabras, relinchando cuando las historias me parecían interesantes o simplemente de emoción, sintiendo que prontamente debería ser un peligroso Alfil… antes claro, fui un Caballo acaballado…

Es quizás el Alfil la pieza mas subestimada dentro de una partida, esto porque posee un perfil reservado y suele estar en las zonas ocultas del tablero, esperando el momento preciso para actuar, rápido y seguro, robando besos o apretando manos, no se en que momento lo supe, quizás me lo dijo el perro que nos acompaño en la caminata, pero fui Alfil y pase a sentirme como un Rey, ingenuo y juvenil, alegre e iluso, quizás debí seguir siendo agudo y calculador… pero la bella geometría de su mentón me suavizo instantáneamente…

Siendo un fugaz Rey, quise explicar lo inexplicable, que todas las historias son diferentes, que todas las partidas se deben jugar con calma y sin presiones, que por mas complicado o culebrero que se pusiera el juego… se debía seguir jugando, sin miedo y sin huidas, sin exigencias, sin etiquetas ni rótulos…  que todos los vínculos son como los patrones del Iris… únicos e irrepetibles...

Repito con un puchero más grande que la primera vez: ‎"Es que es imposible retener la brisa...", y debo decir, que la Reina y Brisa tiene un bello ir… pero siempre me ha gustado mas su venir, porque me hace sonreír, y es que también es verdad; que la Brisa va y viene… y es eso lo que me entretiene… 


1 comentario:

maudo dijo...

...o era Primavera?