jueves, agosto 25, 2011

Hola, buenas tardes, ¿aquí vive el Jesús?

Iba yo tranquilo, caminando por el querido Renguito, me metí por una de estas calles ocultas, una que es como un callejón, Guanguali creo que se llama, una que esta paralela a esta… mmm…¿cómo se llama?... Guanguali creo, no se la verdad, el punto es que iba por ahí, cuando me encontré con la “Casa de Dios”, yo venía los últimos días haciéndome preguntas existenciales, como:

- ¿Que sueñan los perros?

- ¿De dónde vienen las legañas?

- ¿Cuando uno empieza a ser persona?

- ¿Como a través del habla construimos la realidad y como nos desadaptamos sistemáticamente si dejamos de ocuparlo?

Cosas de ese estilo, entonces me acorde que cuando era chico, mis abuelos me hablaban de ese libro de ciencia ficción llamado Biblia y del evangelio de Yisus Craist, que el todo lo curaba y todo lo sabía, por lo tanto, era el personaje indicado para responder mis preguntas, eso sí, mis abuelos se indignaban con mis preguntas y no entendían mi percepción de lo que pasaba dentro del “Templo de Dios”, yo escuchaba zapateos dentro de ese lugar y le decía a mi abuelo: “¿dan cursos de cueca allá adentro?”, o le preguntaba si era un teatro donde los niños hacían sus obras, cosas como: “¡toma esta espada y este escudo y vence el pecado!” me hacían pensar esto, en fin, llegue a la iglesia y al lado había una casita, donde supuse, vivía Jesús:

- Alo! Alo!

Una señora de edad salió y me atendió:

- ¿Si joven? - me dijo

- Hola, buenas tardes, ¿aquí vive el Jesús? – pregunte

- Si, aquí vive, pero anda en el supermercado, comprando el pan, ¿quiere dejarle un recado? – me contesto la dulce señora

- mmm… dígale que vengo mañana, que necesito hablar un rato con él, adiós.

Así, un poco decepcionado, me fui a mi casa, pero volví al otro día, lleno de esperanza, pase por el cacerolazo en la plaza de Rengo y partí:

- Hola, ¿cómo le va?, yo vine ayer, ¿se acuerda de mí?

- Si mijito, Ud. andaba buscando al Jecho, pero sabe que fue a una marcha y aun no vuelve, pero déjeme llamarlo, vengo al tiro

Al minuto volvió la amorosa señora:

- Sabe que se encontró con unos amigos y dijo que iban a tomarse unas Pilsen y volvía…

- Chuta, ya, vendré mañana temprano entonces, que este bien.

Al otro día, fui a la hora de almuerzo en busca del Jesús, pensé que a esa hora lo podía encontrar tomando vino y multiplicando cosas para el almuerzo, además, es una ley principal de la vida que “la tercera es la vencida”, fui de nuevo, lleno de optimismo, con una sonrisa de oreja a oreja:

- Hola, ¿Qué tal?

- Hola mijito, pucha, sabe que, de nuevo no está el Jecho, se levanto temprano hoy y fue a jugar al trompo con sus discípulos, que como se viene el 18 y el año pasado gano el Championship de Trompo, debe prepararse bien para defender el título, ademas, todos dicen que fue un "milagro" que haya ganado y el quiere demostrar lo contrario.

- Bueno, me rindo, dígale que vine.

Así que... pucha, que les puedo decir, busque a Jesús y no estaba disponible, la culpa no es mía.

2 comentarios:

maudo dijo...

Gracias Tania, por ayudar con las preguntas existenciales

Anónimo dijo...

usted compone Dios dispone